Compartimos información enviada por el historiador Dr. Pablo Escudero
El 9 de febrero es el día de Santa Apolonia, considerada internacionalmente y más allá de creencias religiosas, como la Santa Patrona de la Odontología. Por eso en gran parte del occidente se lo define como el Día de la Odontología.
Apolonia fue una mujer que vivió en Alejandría a mediados del siglo III dC. Nació en el año 200, se cree que hija de Lectus, Prefecto del puerto de Alejandría, fue bautizada en 216 y pudo tener una educación elitista gracias al posición de su padre, concurriendo a la Biblioteca de Alejandría. Su nombre se supone que fue elegido por su padre, que era politeísta y seguidor de Apolo. Su vida cambió cuando supo de las dificultades de su madre para poder engendrarla y de cómo aquella lo atribuía a haberse convertido al Cristianismo y a las horas pasadas en oración para conseguirlo. Considerando que debía su existencia a la intervención Divina decidió renunciar al matrimonio y dedicar su vida a la religión, convirtiéndose en una diaconisa de gran predicamento. Entre los hechos de Apolonia se destaca que debido a su posición familiar se entera que el Emperador Marco Aurelio Antonio, habiendo sido falsamente avisado de un complot de jóvenes, ordena asesinar a todos los estudiantes de la Biblioteca de Alejandría. Ella les advierte y les permite fugarse evitando la masacre. Fue luego integrante de la Catequesis de Alejandría, e incluso estuvo postulada para su Dirección pero el ser mujer en esa época la descalificó. Fue considerada una mujer limpia de corazón, casta, pura y caritativa.
Por aquellos años eran frecuentes las masacres y atrocidades contra los cristianos, perpetradas por parte de las autoridades romanas o al menos sin que ellas tomaran medidas para impedirlas. Se estaban celebrando los 1.000 años del Imperio y un adivino y poeta anónimo predijo grandes catástrofes y las atribuyó a los Cristianos. Eso desencadenó una especial locura y entre los apresados estuvo Apolonia, a la sazón de 49 años.
Los acontecimientos relacionados a Apolonia se conocen por la correspondencia que Dionisio, Obispo de Alejandría envió a Fabio, Obispo de Antioquía. De esa carta se han conservado largos párrafos citados por Eusebio en su Historia Ecclessiae.
Allí se relata cómo luego de ser capturada Apolonia se intenta que abjure de su fe o al menos exprese blasfemias o palabras contra Cristo. Al no lograrlo la golpean, rompiéndole los huesos de la cara y arrancándole con una tenaza todos los dientes, amenazando con quemarla. Ella les pide para que la dejen salir de la hoguera, diciendo que va a hacerles caso pero una vez que la liberan, reza a los gritos una oración para que en el futuro todos aquellos que sufren de dolor de dientes la digan y se les alivie, y salta ella misma de nuevo al fuego, muriendo quemada.
Este último hecho, suicidarse, ha motivado que no fuera demasiado considerada entre los mártires. Recién con San Agustín se reinterpretó su actitud, y la de tantos otros, de suicidarse para no perder su castidad o blasfemar o abjurar de la fe.
Hoy existen unas pocas iglesias dedicadas a ella. En contrapartida, su iconografía es muy extensa, representándola casi siempre con una pinza de extracciones en la mano, a veces con una hoja de palma, que representa el martirio. Es interesante observar que en las imágenes se la representa como una mujer joven mientras que en realidad ya era una mujer de edad avanzada para la época. A estas imágenes se accede fácilmente en Internet. Un hecho curioso es que hasta Andy Warhol le dedicó una pintura. Finalmente, los dientes de Santa Apolonia se han convertido en objetos de culto, con el pequeño problema de que existen unos 500 ejemplares atribuidos a ella.
Bibliografía principal
https://ec.aciprensa.com/wiki/Santa_Apolonia. Consultada el 9 de febrero de 2022
https://www.iztacala.unam.mx/rrivas/lecturas/historia/santa_apolonia/stapolonia.html Consultada el 9 de febrero de 2022